Mujer en foros científicos

Jane Marcet, Haldimand de soltera, perteneció a una familia acomodada que la había educado con un bagaje cultural similar al de sus hermanos varones; además, en su vida personal tuvo que madurar rápidamente debido a la muerte de su madre, lo que la hizo responsabilizarse de sus hermanos, junto a su padre.

Su matrimonio en 1799, a los 30 años (tardío para la época) con un médico aficionado a la química, resultó ser un estímulo para que continuara con sus estudios, enfocados, en esta etapa, hacia la química. Publicó en 1806 "Conversaciones sobre química", una introducción a los principios científicos de esta disciplina, de enorme difusión y con múltiples ediciones; libro elogiado por Michael Faraday, al que introdujo en un campo que luego lo haría famoso.

El interés de Jane Marcet por la Economía Política surgiría de su asidua asistencia a reuniones de intelectuales en las que se debatían cuestiones de actualidad, y en las que la economía aparecía como una ciencia joven y atractiva. Entre los economistas que trató, y junto a los que debatió, estaban Thomas R. Malthus y David Ricardo. En esos momentos
se estaba desarrollando una controversia que los economistas y políticos de la época (principios del siglo XIX) denominaron el debate sobre el bullion, que era una discusión sobre la emisión de papel moneda y la adecuada proporción entre las reservas de oro del banco emisor y la cantidad de billetes en circulación. Jane Marcet tomó contacto con la economía teórica en estas reuniones, e inició una nueva trayectoria científica dentro de los principios de la Economía Política. Como había ocurrido con varios estudiosos de la economía que provenían de otros campos científicos (caso de Quesnay, Smith o Cournot), Jane encontraba que las leyes que describían las relaciones económicas podían ser descubiertas de forma similiar al procedimiento seguido por otras ciencias, como la química.

Para Marcet, el principal incentivo de la joven ciencia estaba en la información que proporcionaba el correcto conocimiento de sus principios, lo que permitiría comprender cómo se desarrollaría la producción en una senda continuada de crecimiento, beneficiándose con ello el conjunto de la sociedad de tal forma que se acabaría con la pobreza. En 1816 publica "Conversaciones sobre Economía Política", libro en el que se recogen los principios de la ciencia económica, presentados en forma de diálogos entre la instructura, señora B, y su pupila Carolina. La forma derazonar, siguiendo la tradición de los antiguos griegos, la justificó porque a través de las conversaciones entre las dos mujeres se podían explicar los conceptos mientras se tenía la oportunidad de introducir determinadas objeciones, que irían aclarándose poco a poco en los sucesivos diálogos, lo que facilitaba la presentación de varios puntos de vista simultáneamente. Lo que queremos resaltar de la aportación original de Marcet es precisamente su visión de largo plazo del proceso de crecimiento económico. Jane era más optimista que sus contemporáneos Malthus y Ricardo. En las Conversaciones sobre Economía Política no planteaba un límite al crecimiento de la economía,como hacía Ricardo con el punto de saturación de la producción definido como estado estacionario; y no fue tampoco partidaria de la explicación malthusiana sobre el crecimiento de la población hasta el límite de la supervivencia. Para Marcet, los intereses individuales y nacionales se encajaban junto al deseo de una armonía social, y ese proceso de crecimiento económico, que implicaba a todos, resultaba beneficioso tanto para los ricos como para los pobres. Era la de Marcet una visión optimista del modelo económico clásico. Las "Conversaciones sobre Economía Política" fueron elogiadas por Malthus, Ricardo y Say. La selección de los principios económicos, junto con la técnica de la conversación para presentar las explicaciones abordadas fueron originales y acertados, según el modelo clásico.

En su libro "Conversaciones sobre la evidencia del Cristianismo", revela un profundo conocimiento de las Escrituras, y ha dedicado ese libro al estudio teológico de los jóvenes.

Además de su reconocimiento como difusora de la nueva ciencia económica, reconocimiento que siempre tuvo, Marcet abrió el difícil y duro camino de las mujeres en su incorporación hacia los foros científicos de discusión, lo que iba acompañado de su propia exigencia como individuo hacia la igualdad de derechos. (1769-1858)

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