Florencia Nightingale lleva el nombre de la ciudad donde nació, la Villa Colombia en Florencia, Italia, el 12-5-1820. Sus padres, William Edward Nightingale y Frances Smith, viajaron por Europa durante los primeros dos años de su matrimonio. La hermana mayor de Florencia había nacido un año antes en Nápoles.
Educación y matemáticas
La niñas crecieron en el campo y pasaban mucho tiempo en Lea Hurst en Derbyshire. En un principio, la educación de las nenas estuvo en manos de una institutriz, después su padre, educado en Cambridge, asumió esa responsabilidad. A Florencia le encantaban sus lecciones y tenía una habilidad natural para estudiar. Bajo la influencia de su padre, se familiarizó con los clásicos, Aristóteles, la Biblia y temas políticos.
En 1840 Florencia suplicó a sus padres que la dejaran estudiar matemáticas, pero su madre no aprobaba esta idea. Aunque William Nightingale amaba las matemáticas y había legado este amor a su hija, la exhortó a que siguiera estudiando temas más apropiados para una mujer. Después de muchas batallas emocionales, los padres de Nightingale finalmente le dieron permiso para que se le enseñara matemáticas.
Su interés por las matemáticas iba más allá de la materia en sí. Una de las personas que también influyeron en ella fue el científico belga Quetelet. Él había aplicado métodos estadísticos a datos de varios campos, incluyendo las estadísticas morales o ciencias sociales.
Fe
La religión jugó un papel importante en la vida de Nightingale. Su visión imparcial de la religión, inusual en su época, se debía a la actitud liberal que encontró en su hogar. Aunque sus padres crecieron en la Iglesia Unitaria, Frances Nightingale prefirió una denominación más convencional y a las niñas las criaron en la fe anglicana. El 7 de febrero de 1837, Florencia creyó escuchar el llamado de Dios, mientras caminaba por el jardín de Embley, aunque en ese momento no sabía cuál era ese llamado.
Interés por la Enfermería
Florencia desarrolló un interés en los temas sociales de su épocas pero en 1845 su familia se oponía firmemente a su idea de adquirir experiencia en un hospital. Hasta ese entonces, el único trabajo de enfermería que había hecho había sido cuidar de parientes y amigos enfermos. En el siglo XIX la enfermería no era considerada una profesión adecuada para una mujer educada. A las enfermeras de la época les faltaba entrenamiento y tenían fama de ser mujeres burdas e ignorantes, dadas a la promiscuidad y a las borracheras.
Mientras Florencia estaba de viaje por Europa y Egipto en 1849, con uno amigos de la familia, tuvo la oportunidad de estudiar los distintos sistemas hospitalarios. A principios de 1850, empezó su entrenamiento como enfermera en el Instituto de San Vicente de Paul en Alejandría, Egipto. Visitó el hospital del Pastor Theodor Fliedner en Kaiserwerth, en julio de 1850. Regresó a esa ciudad en 1851 para entrenar como enfermera durante 3 meses en el Instituto para Diaconisas Protestantes y después de Alemania se mudó a un hospital cerca de París, dirigido por las Hermanas de la Caridad. A su regreso a Londres en 1853, tomó el puesto sin paga de Superintendente en el Establecimiento para damas durante enfermedades.
Enfermería en la guerra
Marzo de 1854 trajo consigo el inicio de la Guerra de Crimea en la que la Gran Bretaña, Francia y Turquía le declararon la guerra a Rusia. Aunque los rusos fueron derrotados en la batalla del río Alma el 20-9-1854, el periódico The Times criticó las instalaciones médicas británicas. En respuesta a ello, Sidney Herbert, Secretario de Guerra británico, le pidió a Florencia que se convirtiera en enfermera-administradora para supervisar la introducción de enfermeras en los hospitales militares. Su título oficial era Superintendente del Sistema de Enfermeras de los Hospitales Generales Ingleses en Turquía.
Perseverancia y entusiasmo
Llegó a un suburbio asiático de Constantinopla (hoy Estambul) con 38 enfermeras el 4-11-1854. Su entusiasmo, su devoción y su perseverancia no cederían ante ningún rechazo o dificultad. Firme e infatigablemente se ocupaba de su trabajo con tal criterio, autosacrificio, valor, ternura y todo ello con una actitud tranquila y sin ostentación que se ganaba los corazones de todos aquellos a quienes sus prejuicios de oficiales no les impedían apreciar la nobleza de su trabajo y de su carácter. Aunque ser mujer implicaba que tenía que luchar contra las autoridades militares a cada paso, fue reformando el sistema hospitalario. Bajo condiciones que resultaban en soldados tirados sobre el suelo rodeados de alimañas y en operaciones nada higiénicas, no debe sorprendernos que cuando legó a Escutari las enfermedades como el cólera y el tifus cundieran en los hospitales. Esto implicaba que los soldados heridos tuvieran una probabilidad siete veces mayor de morir en el hospital de una enfermedad que de morir en el campo de batalla.
Diagrama de Área Polar, o 'coxcombs'
Mientras estuvo en Turquía, Nightingale recolectó datos y organizó un sistema para llevar un registro; esta información fue usada después como herramienta para mejor los hospitales militares y de la ciudad. Los conocimientos matemáticos de Nightingale se volvieron evidentes cuando usó los datos que había recolectado para calcular la tasa de mortalidad en el hospital. Estos cálculos demostraron que una mejora en los métodos sanitarios empleados, produciría una disminución en el número de muertes. Para febrero de 1855 la tasa de mortalidad había caído de 60% al 42.7%. Mediante el establecimiento de una fuente de agua potable así como usando su propio dinero para comprar fruta, vegetales y equipamiento hospitalario, para la primavera siguiente la tasa había decrecido otro 2.2%. Nighingale usó esta información estadística para crear su Diagrama de Área Polar, o 'coxcombs' como los llamó ella. Éstos fueron usados para dar un representación gráfica de las cifras de mortalidad durante la Guerra de Crimea (1854-1856).
Las muertes en los hospitales de campo británicos alcanzaron su máximo en enero de 1855 cuando 2.761 soldados murieron por enfermedades contagiosas, 83 por heridas y 324 por otras causas. El promedio de hombres en la armada ese mes fue de 32.393. Usando esta información, calculó una tasa de mortalidad. De haber continuado así y sin la sustitución frecuente de tropas, entonces las enfermedades por sí mismas habrían acabado totalmente con el ejército británico en Crimea.
Reforma sanitaria
Sin embargo, estas condiciones insalubres no se limitaban a los hospitales militares de campo. Al volver a Londres en agosto de 1856, cuatro meses después de la firma del tratado de paz, descubrió que en época de paz, los soldados de entre 20 y 35 años de edad tenían una tasa de mortalidad del doble de la de los civiles. Usando sus estadísticas, ilustró la necesidad de una reforma sanitaria en todos los hospitales militares. Al impulsar su causa, consiguió llamar la atención de la Reina Victoria y el Príncipe Alberto así como la del Primer Ministro, Lord Palmeston. Sus deseos de llevar a cabo investigación formal le fueron concedidos en mayo de 1857 y llevaron al establecimiento de la Comisión Real para la Salud del Ejército. Florencia se escondió de la atención pública y empezó a preocuparse por las tropas apostadas en la India. En 1858 se convirtió en la primera mujer electa socia de la Royal Statistical Society por sus contribuciones a las estadísticas del ejército y hospitalarias.
Escuela de Entrenamiento y Hogar Nightingale para Enfermeras
En 1860 abrió la Escuela de Entrenamiento y Hogar Nightingale para Enfermeras en el hospital de St. Thomas en Londres, con 10 estudiantes. Era financiada por medio del Fondo Nightingale, un fondo de contribuciones públicas establecido en la época en que estuvo en Crimea y que contaba con £50 000. La escuela se basaba en dos principios. El primero, que las enfermeras debían adquirir experiencia práctica en hospitales organizados especialmente con ese propósito. El otro era que las enfermeras debían vivir en un hogar adecuado para formar una vida moral y disciplinada. Con la fundación de esta escuela había logrado transformar la mala fama de la enfermería en el pasado en una carrera responsable y respetable para las mujeres. Florencia respondió a la petición de la oficina de guerra británica de consejo sobre los cuidados médicos para el ejército en Canadá y también fue consultora del gobierno de los Estados Unidos sobre salud del ejército durante la Guerra Civil estadounidense.
Libros
Casi durante el resto de su vida estuvo postrada en cama debido a una enfermedad contraída en Crimea, lo que le impidió continuar con su trabajo como enfermera. No obstante, la enfermedad no la detuvo de hacer campaña para mejorar los estándares de salud; publicó 200 libros, reportes y panfletos. Una de esas publicaciones fue un libro titulado Notas sobre enfermería (1860). Este fue el primer libro para uso específico en la enseñanza de la enfermería y fue traducido a muchos idiomas. Las otras obras publicadas incluyen Notas sobre los hospitales (1859) y Notas sobre la enfermería para las clases trabajadoras (1861). Florencia Nightingale creía firmemente que su trabajo había sido su llamado de Dios. En 1874 se convirtió en miembro honorífico de la American Statistical Association y en 1883 la Reina Victoria le otorgó la Cruz Roja Real por su labor. También fue la primera mujer en recibir la Orden al Mérito de mano de Eduardo VII en 1907.
Nightingale murió el 13 de agosto de 1910 a los 90 años.
Publicado por Pat - www.mujerdevanguardia.blogspot.com
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